El alentador descubrimiento que demostraría que una luna de Júpiter “podría albergar vida”
Dos estudios de las imágenes captadas por el telescopio espacial James Webb (JWST) en una Luna de Júpiter indican que el hielo de dióxido de carbono (CO2) encontrado en su superficie es un indicio de que podría ser el lugar más prometedor del sistema solar para buscar vida.
“Esto es algo importante y estoy muy entusiasmado con ello”, dijo el coautor del estudio Christopher Glein, geoquímico del Southwest Research Institute, en Texas, EE.UU., según replicó el diario inglés The Guardian.
“Aún no sabemos si hay vida realmente presente. Pero este nuevo hallazgo añade evidencia al caso de que el océano de Europa sería una buena apuesta para albergar vida existente. Ese entorno parece tentador desde la perspectiva de la astrobiología”, señaló.
Los dos estudios con observaciones del telescopio espacial James Webb del hielo de dióxido de carbono (CO2) en la luna Europa de Júpiter, indican que se origina en una fuente dentro de su océano interno.
Los hallazgos de ambos grupos de investigación aportan nuevos datos sobre la composición poco conocida del océano interno de Europa. Se cree que, bajo una corteza de hielo sólido, hay un océano subsuperficial de agua líquida salada.
Por ello, los científicos aseguran que Europa es un objetivo primordial en la búsqueda de vida en otros lugares del Sistema Solar. Esto dependerá de su composición química, incluida la abundancia de elementos biológicamente esenciales como el carbono.
Los descubrimientos y sus conclusiones promisorias
Investigaciones anteriores detectaron la presencia de hielo sólido de CO2 en la superficie de Europa. No obstante, no ha sido posible determinar si el CO2 se originó en el océano subterráneo, si llegó a la superficie de la luna por el impacto de meteoritos o si se produjo en la superficie a través de interacciones con la magnetosfera de Júpiter.
Es por eso que se cree que su origen está en el océano interno de Europa, por lo que hay posibilidades de que allí se albergue alguna especie de vida.
En los dos estudios, los investigadores analizan la espectroscopia en el infrarrojo (que estudia la cantidad de luz que absorbe, refleja o despide un objeto) cercano del CO2 en la superficie de Europa, obtenida con el JWST.
En un estudio, Samantha Trumbo y Michael Brown, de la Universidad de Cornell, utilizaron los datos del JWST para cartografiar la distribución del CO2 en Europa y descubrieron que la mayor abundancia de CO2 se localiza en Tara Regio, una región de unos 1800 kilómetros cuadrados dominada por el “terreno del caos”, es decir, materiales de superficie alterados geológicamente.
Según Tumbo y Brown, la cantidad de CO2 identificada en esta región recientemente emergida -uno de los terrenos más jóvenes de la superficie de Europa- indica que procede de una fuente interna de carbono. Esto implica que el CO2 se formó en el océano subsuperficial de Europa y salió a la superficie en una escala de tiempo geológicamente reciente.
Sin embargo, los autores afirman que no puede descartarse por completo la formación de CO2 en la superficie a partir de compuestos orgánicos o carbonatos derivados del océano. En cualquiera de las dos interpretaciones, el océano subsuperficial contiene carbono.
El estudio de la NASA
En un estudio independiente de los mismos datos del JWST, Gerónimo Villanueva, del Centro de Vuelos Espaciales Goddard de la NASA, y sus colegas descubrieron que el CO2 de la superficie de Europa está mezclado con otros compuestos. También descubrieron que el CO2 está concentrado en Tara Regio e interpretan que esto demuestra que el carbono de la superficie de la luna procede de su interior.
Los autores no pudieron distinguir entre una fuente abiótica o biogénica. Además, buscaron penachos (pequeños volcanes) de material volátil en la corteza helada de la Luna. A pesar de que estudios anteriores han encontrado indicios de estas características, los autores no detectaron ninguna actividad de penachos durante las observaciones del JWST. Argumentan que la actividad de los penachos en Europa podría ser infrecuente, o que a veces no contiene los gases volátiles que incluyeron en su búsqueda.
Los resultados de ambos estudios se complementan y refuerzan la conclusión de que el océano subsuperficial de Europa contiene abundante carbono y que se puede comenzar a pensar en que puede albergar vida existente.
¿Cómo es la Luna Europa?
Europa está rodeada por “un enorme océano líquido y salado” cubierto por una corteza de hielo, según las percepciones de la NASA. Además, se le llama luna helada porque tiene temperaturas que descienden hasta los 99 grados centígrados bajo cero y -187 en los polos.
Siempre se ha especulado que en esta luna de Júpiter hay vida marítima, a pesar de que sus condiciones climatológicas son extremas, ya que en la actualidad ni siquiera en el planeta Tierra se han terminado de descubrir las especies que habitan en las profundidades y que son capaces de adaptarse a múltiples cambios. Las dos investigaciones difundidas esta semana serían una importante base para poder confirmarlo.
La investigación realizada por la NASA concluirá en 2030. “A principios de la década de 2030, la nave espacial Europa Clipper de la NASA llegará y se esforzará por responder a estas preguntas sobre la habitabilidad de Europa. Los datos del sobresuelo de Juno proporcionan un adelanto de lo que esa misión revelará”, habían informado los científicos el mes pasado.
Con información de Europa Press / LaNacion