Hallazgo: la fascinante inteligencia de los pulpos queda en evidencia
Distintas investigaciones científicas dan cuenta de la inteligencia de los pulpos: se ha visto que usan sus tentáculos con suma precisión, incluso como si fuera herramientas, son muy curiosos al explorar y tienen recuerdos, incluso de personas (algunas les caen bien, otras, no).
Además, se está probando que sueñan, pues se ha visto que, mientras duermen van cambiando de color las estructuras de su piel, respondiendo a sus estímulos.
Ahora, un equipo de científicos consiguió destrabar «la intrincada arquitectura neuronal que rige los enigmáticos procesos de aprendizaje del pulpo común (Octopus vulgaris)».
Así lo reporta un trabajo publicado en la revista eLife, donde se lee que los especialistas «se centraron en el lóbulo vertical del sistema nervioso central —crucial para el aprendizaje y la memoria— de este tipo de cefalópodo, con el objetivo de comparar redes neuronales y mecanismos entre especies».
«Examinamos detalladamente la conectividad del lóbulo vertical, utilizando la precisión de un microscopio electrónico. Entonces, con la ayuda de un sofisticado algoritmo computacional, diseñamos un sistema robótico capaz de organizar cientos de secciones ultrafinas, cada una de solo 30 millonésimas de milímetro de espesor, en una estructura tridimensional completa», explica uno de los coautores del trabajo, Benny Hochner, profesor del Instituto Alexander Silberman de Ciencias de la Vida de la Universidad Hebrea.
Al respecto del estudio, aporta la agencia Rt que «este enfoque innovador les permitió rastrear el conectoma, esto es, las intrincadas conexiones sinápticas entre los elementos neuronales que componen la red cerebral, y descubrir que la del lóbulo vertical opera en una configuración de avance, con información proveniente solo de las neuronas de entrada a las neuronas de salida que controlan el comportamiento del pulpo».
Y continúa: «fue así cómo descubrieron que esa simplicidad se basa en una estructura organizativa de aproximadamente 25 millones de interneuronas, divididas en dos grupos distintos: las células simples, que transmiten información ‘aprendida’ y hacen que las células grandes se activen; y las complejas, que las hacen menos activas, pero controlan el cerebro para que funcione de manera eficiente».
Las conclusiones finales de los expertos asegura que «esa adaptación evolutiva subraya la destreza cognitiva única del pulpo, conocimiento que contribuye a nuestra comprensión de los mecanismos neuronales importantes para las funciones cognitivas. Asimismo, destacaron que su investigación pone de manifiesto que el pulpo común es un organismo modelo invaluable para explorar en profundidad las redes de adquisición de memoria y abre puertas para seguir desentrañando los entresijos de los procesos cognitivos de los cefalópodos, enriqueciendo nuestra comprensión de la memoria en diversas especies».
Phys.org, eLife, LaVanguardia, Rt. / MDZ