La domesticación del gato: un vínculo milenario

En el mundo de las mascotas, los gatos han ocupado un lugar especial a lo largo de la historia. Con su elegancia felina y su enigmático comportamiento, estos animales han cautivado a millones de personas en todo el mundo. Pero, ¿cuál es el origen de la domesticación del gato? ¿Cómo se ha forjado esta relación milenaria entre humanos y felinos?

Hoy es el Día Internacional del Gato. Para comprender la domesticación del gato, debemos retroceder en el tiempo hasta los albores de la civilización. A diferencia de los perros, que fueron domesticados por primera vez hace unos 15.000 años, los gatos han sido compañeros humanos desde hace aproximadamente unos 4.000 años. Se cree que esta relación comenzó en el antiguo Egipto, donde los gatos eran venerados y considerados animales sagrados.

En el antiguo Egipto, los gatos eran adorados por su habilidad para cazar roedores, lo que los convirtió en protectores de los cultivos y los alimentos almacenados. Además, los egipcios creían que los gatos tenían cualidades espirituales y eran capaces de ahuyentar a los malos espíritus. Tanto era el aprecio por los felinos que, cuando un gato moría, las familias egipcias se afeitaban las cejas en señal de duelo.

La presencia del gato en la sociedad egipcia era tan importante que incluso tenían una diosa dedicada a ellos: Bastet, la diosa gata.

Bastet era adorada como la diosa del hogar, la fertilidad y la protección, y se la representaba con cabeza de león o de gato. Los egipcios consideraban a los gatos como seres divinos y los protegían y cuidaban con esmero.

A medida que el antiguo Egipto se expandió, los gatos comenzaron a viajar más allá de sus fronteras. Se cree que los marineros fenicios llevaron gatos a otros territorios del Mediterráneo, lo que contribuyó a la propagación de la domesticación de estos animales. Con el tiempo, los gatos también llegaron a Europa y Asia, convirtiéndose en compañeros de las civilizaciones griega y romana.

Sin embargo, a diferencia de los perros, que fueron criados selectivamente para cumplir diferentes funciones, los gatos no han experimentado una domesticación tan extrema. En su mayoría, los gatos se han domesticado a sí mismos. Aprovechando la cercanía de los asentamientos humanos, estos animales encontraron en la convivencia con los humanos una fuente de alimento y protección contra los depredadores.

Con el tiempo, los gatos se convirtieron en compañeros inseparables de los humanos, tanto en los hogares como en los campos y granjas. Su habilidad para controlar las poblaciones de roedores los hacía especialmente valiosos en los asentamientos agrícolas, donde los cultivos y los almacenes de alimentos eran vulnerables a las plagas.

A medida que avanzaba la historia, los gatos también se asociaban con la magia y la brujería en la Edad Media. Lamentablemente, esta creencia llevó a la persecución y el maltrato de estos animales, ya que se los consideraba compañeros de brujas y seres malignos. Afortunadamente, esta superstición fue disminuyendo con el tiempo, y los gatos recuperaron su estatus como compañeros y protectores en los hogares.

En la actualidad, los gatos son una de las mascotas más populares en todo el mundo. Su independencia y su capacidad para adaptarse a diferentes entornos los convierten en compañeros ideales para aquellos que buscan una mascota de bajo mantenimiento. Además, su comportamiento juguetón y cariñoso ha conquistado los corazones de muchas personas.

La domesticación del gato ha evolucionado a lo largo de los siglos, y hoy en día existen diferentes razas que han sido creadas mediante la cría selectiva. Desde los elegantes gatos siameses hasta los esponjosos Persas, cada raza tiene características únicas que los hacen especiales.

Sin embargo, incluso en las razas más domesticadas, los gatos mantienen su instinto salvaje. A diferencia de los perros, que han sido criados para obedecer y seguir órdenes, los gatos conservan su independencia y su capacidad para tomar decisiones por sí mismos. Esta es una de las razones por las que muchos amantes de los gatos se sienten atraídos por su personalidad enigmática y misteriosa.

Además de ser excelentes cazadores de roedores, los gatos también tienen un impacto positivo en la salud humana. Se ha demostrado que tener un gato en casa puede reducir el estrés y la ansiedad, mejorar el estado de ánimo y disminuir el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Su ronroneo suave y reconfortante tiene un efecto tranquilizador en las personas, lo que los convierte en compañeros terapéuticos ideales.

La domesticación del gato es una historia fascinante que se remonta a miles de años atrás. Desde su estatus divino en el antiguo Egipto hasta convertirse en compañeros leales en los hogares modernos, los gatos han dejado una huella imborrable en la historia de la humanidad. Su elegancia, independencia y misterio los han convertido en animales apreciados y amados en todo el mundo. Y mientras sigamos compartiendo nuestras vidas con estos felinos fascinantes, el vínculo entre humanos y gatos continuará creciendo y evolucionando en los años venideros.

JOSÉ MANUEL GARCÍA BAUTISTA / El Correo Andalucía

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