El Código Voynich: La historia del manuscrito
más misterioso del mundo

Ciencia / Arqueología

Código Voynich, también conocido como MS408, tiene aproximadamente 234 páginas, está ilustrado con plantas, mujeres y signos astrológicos, pero la verdadera magia está en la escritura y en su misterioso significado.
Se cree que esta código, que parece compuesto en un híbrido entre elfo y árabe, es la única muestra conocida de este sistema de escritura. Los servicios de inteligencia británicos, el FBI e innumerables investigadores han pasado más de cien años intentando descifrarla, pero hasta ahora nadie lo ha conseguido.

​Para los aficionados a los rompecabezas, el encanto de un código no descifrado puede ser extraordinario. Algunos han dedicado toda su vida a resolver casos famosos, como el de los códigos Beale, el de Dorabella o el del asesinato de Tamám Shud.

Sin embargo, descifrar esos códigos supone algo más que una posibilidad de riqueza o satisfacción personal.

Los descifradores de códigos como el gran matemático Alan Turing y Elizabeth Smith Friedman han sido catapultados al estatus de héroes, pero ninguno ha resuelto uno de los casos más atractivos de todos: el manuscrito Voynich.

El misterioso Código Voynich
Debido a los numerosos misterios que rodean su contenido, ha sido objeto de programas de televisión, libros, música e incluso videojuegos.

Luego de varios años de trabajo, el egiptólogo alemán Rainer Hannig, del Museo Roemer-und Pelizaeus de Hildesheim, cree haber descifrado el código para traducir la obra, y ha descubierto que el lenguaje del manuscrito que, según él, está basado en el hebreo.

“Se hicieron innumerables intentos de desciframiento”, escribe Hannig en un artículo donde explicó su metodología. “Se propusieron muchos idiomas, como el latín, el checo o, entre otros, el náhuatl (hablado por los aztecas), por nombrar algunos… La estructura de las palabras sólo deja una explicación posible: el manuscrito no fue compuesto en una lengua indoeuropea”.

A partir de su análisis, Hannig llegó a la conclusión de que el texto debía ser una lengua semítica y, dada la imaginería europea de las ilustraciones del libro, redujo las opciones al árabe, el arameo o el hebreo, lenguas habladas por los eruditos europeos de la Edad Media.

Después de identificar una conexión entre ciertos caracteres del Voynich y el hebreo, consiguió traducir las primeras palabras, y luego frases completas.

“La traducción propiamente dicha del libro Voynich necesitará varios años de trabajo, incluso si los especialistas en lengua hebrea, que conocen bien el hebreo medieval y la terminología de los textos botánicos y médicos, se encargan del análisis”, escribió Hannig.

“El carácter de la escritura, la pronunciación a la que hay que acostumbrarse, la peculiaridad y el vocabulario de la época causarán muchos problemas incluso a un hablante nativo de hebreo”.

La polémica en torno al Código de Voynich
A lo largo de los años, descifradores profesionales y estudiosos de diversas disciplinas han intentado resolver el misterio. En ese recorrido varios sospecharon que el hebreo era la lengua que había detrás de la escritura, entre ellos los autores de un estudio basado en algoritmos informáticos publicado en 2016.

Aunque los expertos cuestionaron la metodología utilizada y no se produjo ninguna traducción fiable. Otros han afirmado que el manuscrito es una falsificación y que el propio texto es un engaño.

​Cómo es el Código Voynich
Las 234 páginas de vitela del manuscrito contienen ilustraciones de plantas, cabezas flotantes, signos del zodiaco, criaturas fantásticas (incluidos dragones), castillos, mujeres bañándose y símbolos astronómicos.

Los estudiosos han utilizado estas ilustraciones para organizar el contenido del manuscrito en seis grandes secciones: botánica, astronómica y astrológica, biológica, cosmológica, farmacéutica y de recetas.

Sin embargo, sin la posibilidad de leer el texto, su verdadero contenido ha permanecido esquivo. Incluso el nombre del autor del manuscrito sigue siendo un misterio.

El Manuscrito Voynich salió a la luz en 1912, después de que Wilfrid Voynich, un comerciante de libros raros de Londres, comprara el manuscrito en Italia.

Anteriormente había pertenecido al emperador del Sacro Imperio Rodolfo II, y probablemente a John Dee, el infame astrólogo de la corte de la reina Isabel I de Inglaterra.
Desde 1969, el manuscrito se conserva en la Beinecke Rare Book and Manuscript Library de la Universidad de Yale. El próximo mes de agosto está previsto celebrar una conferencia en Hildesheim para que los estudiosos discutan el avance.

Diversas interpretaciones del Código Voynich
Un académico británico dijo que el manuscrito es un tipo de libro terapéutico de referencia compuesto por las monjas de María de Castilla, reina de Aragón, en una lengua perdida conocida como proto-romance.

En un trabajo de investigación publicado en la revista Romance Studies, Gerard Cheshire, investigador asociado de la Universidad de Bristol, sostiene que el manuscrito es “un compendio de información sobre remedios a base de hierbas, baños terapéuticos y lecturas astrológicas” que se centraba en la salud física y mental de las mujeres, la reproducción y la crianza de los hijos”.

Cheshire cree que, en lugar de estar escrito en código, su idioma y su sistema de escritura eran comunes en la época en que fue compuesto y afirma que el documento es el único texto escrito en proto-romance que ha sobrevivido.

Clarin.com